
El Alzheimer es la forma más común de demencia y afecta a millones de personas en todo el mundo. A medida que la esperanza de vida aumenta, también lo hace la incidencia de esta enfermedad neurodegenerativa. Aunque todavía no existe una cura, la investigación científica coincide en algo fundamental: el ejercicio físico regular puede ser una de las herramientas más poderosas para prevenir, retrasar y mejorar la calidad de vida de quienes viven con Alzheimer.
¿Qué sabemos desde la ciencia?
Numerosos estudios han demostrado que el ejercicio físico aporta beneficios específicos en el cerebro y en la progresión del Alzheimer:
- Neuroplasticidad y neurogénesis
La actividad física, especialmente el ejercicio aeróbico y el entrenamiento de fuerza, aumenta la producción de factores neurotróficos como el BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro). Este elemento favorece la creación de nuevas conexiones neuronales y protege a las existentes. -
Mejora del flujo sanguíneo cerebral
El ejercicio incrementa el riego sanguíneo y con ello la llegada de oxígeno y nutrientes al cerebro. Esto contribuye a un mejor funcionamiento cognitivo y puede retrasar la aparición de deterioro. -
Regulación metabólica
La resistencia a la insulina y los problemas metabólicos están relacionados con un mayor riesgo de Alzheimer. El entrenamiento regular mejora la sensibilidad a la insulina y reduce inflamación sistémica, factores que protegen el cerebro. -
Reducción del estrés y mejora del sueño
El estrés crónico y la falta de sueño son enemigos de la salud cerebral. La práctica de ejercicio ayuda a regular el cortisol, reduce la ansiedad y mejora la calidad del descanso, lo cual repercute directamente en la función cognitiva.
Ejercicio físico en la prevención del Alzheimer
La evidencia apunta a que mantener una vida activa durante la mediana edad y más allá reduce significativamente el riesgo de desarrollar Alzheimer. Un metaanálisis publicado en Journal of Alzheimer's Disease (2020) mostró que las personas físicamente activas tienen hasta un 45% menos de probabilidades de desarrollar demencia.
Las recomendaciones más consistentes incluyen:
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Ejercicio aeróbico (caminar a paso rápido, bicicleta, nadar, bailar) al menos 150 minutos por semana.
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Entrenamiento de fuerza 2 a 3 veces por semana para preservar masa muscular, mejorar metabolismo y mantener independencia funcional.
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Actividades de coordinación y equilibrio (tai chi, yoga, entrenamiento funcional) que además de estimular el cerebro, previenen caídas.
Ejercicio en personas con Alzheimer ya diagnosticado
Incluso en fases iniciales o moderadas, el ejercicio aporta beneficios claros:
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Mejora la movilidad y la capacidad de realizar actividades de la vida diaria.
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Disminuye síntomas depresivos y de ansiedad asociados a la enfermedad.
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Puede ralentizar el deterioro cognitivo, manteniendo más tiempo la autonomía.
Un estudio publicado en The Lancet Neurology (2019) concluyó que los programas de ejercicio supervisados mejoraban la función física y la calidad de vida en personas con Alzheimer leve a moderado.
¿Cómo aplicarlo de manera práctica?
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Adaptar la intensidad: no es necesario que el ejercicio sea extenuante; la regularidad es más importante que la intensidad.
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Convertirlo en hábito social: caminar en grupo o hacer ejercicio acompañado potencia la motivación y estimula la interacción social, otro factor protector.
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Combinar tipos de ejercicio: fuerza, aeróbico, equilibrio y flexibilidad forman un cóctel protector para cerebro y cuerpo.
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Supervisión profesional: en personas con Alzheimer, contar con la guía de un entrenador especializado o fisioterapeuta asegura seguridad y eficacia.
El Alzheimer plantea un gran reto sanitario y personal, pero cada vez hay más evidencia de que el ejercicio físico no solo protege nuestro cerebro, sino que también ofrece calidad de vida a quienes ya conviven con la enfermedad.
No hablamos de una “cura milagrosa”, sino de una herramienta poderosa, accesible y al alcance de todos: movernos de forma regular, cuidar nuestra fuerza y mantener la actividad física como parte de la vida diaria.
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